Por este medio, queremos agradecer profundamente el apoyo otorgado por parte de varios investigadores nacionales e internacionales, estudiantes de IPICyT y otras instituciones.
Las cartas aquí expuestas fueron enviadas debido a la grave problemática que se ha estado viviendo en el IPICyT, estamos seguros que no somos lo únicos con este tipo de problemas, así que les hacemos una atenta invitación a que denuncien las irregularidades y abusos generados en el IPICyT, siéntanse libres de expresar sus opiniones en este foro o envíenos un correo electrónico a cienciayrevolucion@gmail.com, les aseguramos un completo anonimato.
De esta forma queremos dejar claro que como estudiantes si tenemos derechos, y que si los representantes estudiantiles no nos brindan el apoyo, nosotros apoyamos y respaldamos cualquier llamada de atención en desacuerdo a los malos manejos y abusos por parte de las autoridades del instituto.
Ciencia y Revolución
This site is intended to present a chronicle of the events and actions taken against members of the Nanoscience and Nanotechnology Group at IPICYT. This is a chronicle based on the accounts of people involved who wish to remain completely anonymous given the environment of repression and intimidation that they went through, as described here. These events have affected the lives of many scientists and students and should not be forgotten lest they be repeated.
Mediocridad contra la excelencia
Compartimos una nota de "La Crónica" publicada el día Martes 9 de Febrero, 2010
Opinión de Crónica Confidencial(Leopoldo Mendívil)
MTRO. JUAN CARLOS ROMERO HICKS,
DIRECTOR GENERAL DEL CONACYT:
+Cangrejos contra nanotecnólogos
Hay quienes no entienden que el manejo de los nanomateriales —o sea, la nanociencia y la nanotecnología que son el estudio y conversión de lo muy pequeño en aplicaciones para el desarrollo— no incluye al enanismo intelectual, tan enemigo de México. Eso sí, son muy duchos para asociarse y fastidiar a quien se deje…
Eso no consideraron Humberto y Mauricio Terrones Maldonado, jóvenes científicos mexicanos, físicos ambos, doctorados y posdoctorados en el Reino Unido; ambos mundialmente destacados como usted sabe, en los campos de la nanociencia y la nanotecnología, cuando su quijotismo les hizo declinar buenas oportunidades en diversos centros de investigación y empresas transnacionales, para contribuir a situar a su país en la vanguardia del desarrollo.
Así llegaron, luego de cortas estancias respectivas en la UNAM, al Instituto Potosino de Investigación en Ciencia y Tecnología —el IPICYT— poco después de su fundación en noviembre de 2000, hasta que fueron humillantemente cesados el 6 de enero pasado a conciencia y paciencia, según mi información, de usted.
Entretanto, de José Luis Morán López, primer director general del IPICYT después de que la Secretaría de la Función Pública lo inhabilitó como servidor público por su nepotismo, no se sabe que esté procesado por un presunto peculado que fue la otra razón de su retiro de la burocracia científica.
Cuando los hermanos Terrones Maldonado llegaron a San Luis Potosí, el número de nanotecnólogos mexicanos no pasaba de 60. Hoy son casi 300, aún pocos pero gran parte de ellos preparados en el primer posgrado de esa disciplina integrado en el IPICYT, donde además trabajaron en un desarrollo de nanotecnología del carbono capaz de producir plásticos más resistentes, menos pesados y menos costosos que los aceros, cuya aplicación a desarrollos industriales debió ocurrir en empresas nacionales. Hoy, este avance flota en el limbo a pesar de su trascendencia, porque a sus autores se les practicó la mexicana y refinada técnica del compló para meterlos a la mexicanísima cubeta de los cangrejos…
Como usted sabe, esta situación comenzó a raíz de retrasos injustificados en la construcción de los edificios para los laboratorios de investigación de frontera diseñados por los hermanos científicos, al grado de que el único equipo de microscopía electrónica de transmisión que hay en Latinoamérica, permaneció empacado e inútil durante ¡seis años! y como los Terrones criticaron y enfrentaron tal incoherencia, fueron acusados de provocar el cese de Morán López, contra quien se abrieron los expedientes AP.PGR/SLP/SLP-VIII/548/D/06, por nepotismo, y AP.PGR/SLP/SLP-VIII/645/D/06, por problemas de obra pública.
El siguiente director general del IPICYT, David Ríos Jara, quien operó durante 10 años el Centro de Materiales Avanzados —CIMAV— de Chihuahua, se unió a la cruzada de su antecesor contra los hermanos Terrones, quienes presentaron ante la PGR testimonios de amenazas dirigidas a alumnos y colaboradores de ellos y luego la persecución trascendió las fronteras cuando 60 científicos extranjeros enviaron una carta, encabezada por el Premio Nobel de Química 1996, Harold W. Kroto, al presidente Calderón y cuando en julio de 2008, la revista Nature así como algunos medios nacionales difundieron lo que ocurre cuando Dios los hace y ellos se amafian…
Las acciones de Ríos Jara llegaron al extremo de que cuando el IPICYT recibió una partida de cuatro millones etiquetada al programa de nanotecnología, indicó a Humberto Terrones Maldonado que desplazara un millón a "otras necesidades del Instituto", lo que éste rechazó porque, entre otras cosas, habría constituido un peculado. Poco después, Ríos Jara indicó a los hermanos Terrones Maldonado que dejarían el campo de la nanotecnología y los pasaría al de microscopía electrónica.
Lo curioso de todo esto, maestro Romero Hicks, es que según la información proporcionada usted tuvo conocimiento de toda esta anómala situación y que no fue un chismoso cualquiera, sino el doctor Mario Molina, nuestro Premio Nobel de Química, quien intercedió en busca de una solución positiva para la ciencia mexicana, pero usted se habría negado a escuchar a los perseguidos del IPICYT.
Finalmente, el 6 de enero pasado, a los hermanos Terrones Maldonado no se les permitió entrar a su centro de trabajo y ni sus pertenencias personales han logrado rescatar. Hoy permanecen cesantes sin conocer las razones laborales; pero, además, han sido enterados de que ocupan sendas honrosas posiciones en la lista negra de los investigadores mexicanos vetados para trabajar en los centros de investigación que pertenecen a todos los mexicanos y sólo administra el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Lo anterior implica que estos científicos mexicanos, reconocidos por la comunidad internacional, deberán buscar el abrigo, el sustento y la realización profesional fuera de su país, en donde son non gratos…
Y la cubeta de los cangrejos sigue enfiestada, maestro Romero Hicks, porque la mediocridad científica mexicana sigue bajo control…
Texto original tomado de
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=486755
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